La ayuda española al desarrollo y los retos de la salud global. Una receta para el cambio
El sistema de salud global se ha transformado en los últimos años con la participación de nuevos actores públicos y privados. El derecho a la salud constituye un termómetro de la calidad moral de las sociedades.
Aunque en las últimas décadas, hemos conocido avances sin precedentes en indicadores claves como la mortalidad infantil o el acceso a tratamientos contra el VIH-SIDA, la comunidad internacional está perdiendo la batalla que comenzó en 2000 con la declaración de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los últimos diez años han conocido un crecimiento exponencial de los recursos internacionales destinados a la promoción de la salud gracias al esfuerzo combinado de gobiernos, organismos internacionales, ONG y fundaciones filantrópicas. Este incremento se ha producido en un contexto de aparición de nuevos donantes y de proliferación de iniciativas e instituciones dedicadas a la salud, entre las que destacan el Fondo Global contra el SIDA, la Malaria y la Tuberculosis, la Alianza GAVI o la Fundación Billy Melinda Gates.
Las nuevas iniciativas globales de salud han supuesto un espaldarazo político, científico y económico para el esfuerzo internacional en este ámbito. Han estimulado la generación de mecanismos innovadores de financiación y han sido capaces de atraer el esfuerzo conjunto de actores públicos y privados. Algunas de estas iniciativas han asumido –no siempre sin críticas- un papel de liderazgo en campos como la malaria o el SIDA.
Sin embargo, esta proliferación de actores se ha traducido en ocasiones en una atomización de estrategias, con la posibilidad de limitar el impacto de otros programas. En un contexto marcado por la debilidad de las instituciones públicas de los países en desarrollo, la llegada de grandes iniciativas internacionales puede tener efectos contraproducentes al sobrecargar los sistemas nacionales de salud, generando descoordinación e incluso relegando otras prioridades que son menos interesantes para los donantes que para los pacientes. Este conflicto ha dado lugar a nuevas formas de desigualdad en las que unos enfermos y patologías prevalecen sobre otros, y que se podrían ver agravadas por caídas presupuestarias como las que ya se están observando en el campo de la investigación sobre enfermedades olvidadas. La tensión entre iniciativas globales y sistemas nacionales de salud se ha convertido en un conflicto poco útil para resolver los importantes desafíos de este campo.
Este nuevo informe de IS Global argumenta por qué ambos satisfacen condiciones necesarias pero no suficientes y plantea una hoja de ruta para la ayuda española en materia de salud.
Comentarios (3)
¿Fundaciones filantrópicas? mmm … suena como a dejar entrar a grandes empresas privadas al cotarro de las oeneges, no?
Tal parece que para aportar soluciones epatantes se requiere a la financiación privada de las empresas, ¿donde estais ubicados entonces?
Aunque sobre este asunto y la conveniencia o no de la entrada de empresas trans-nacionales en las acciones de ayuda, se podrian escribir muchas líneas, las ONGD como Farmamundi nos financiamos con fondos privados y públicos.
Si es cierto que hay que tener en cuenta qué entidades participan con nosotros en nuestra misión, y asi lo hacemos al menos desde Farmamundi. Ver nuestro código de colaboración con empresas si te interesa
Por otro lado si hablamos de la entrada de entidades privadas con intenciones filantrópicas en estamentos internacionales es otro asunto. Estos organismos deberían permaneces como estructuras intergubernamentales de entendimiento y trabajo. Y si las entidades privadas pretenden ayudar y ese es su único objetivo articular el modo de hacerlo.
Espero haber resuelto tu duda sobre nuestra opinión al respecto.
Un saludo
…esto está un poco muerto, o qué?
En fin, buscaré respuesta en otros sitios. Pues eso